jueves, 26 de diciembre de 2013

Un crimen organizado

Por Olga Rodríguez.
 
En el mundo hay suficiente comida para que todas las personas dispongan de los alimentos necesarios para gozar de una vida sana y productiva. Esta frase es una cita exacta rescatada de la FAO, la Organización para la Alimentación y Agricultura de Naciones Unidas.

De hecho, según cálculos de la ONU, en la actualidad se producen alimentos para nutrir a 12.000 millones de personas en un planeta habitado por 7.000 millones. Y sin embargo, cerca de 3,1 millones de niños se mueren de hambre cada año y una de cada ocho personas no recibe suficiente comida para estar saludable y poder llevar una vida activa, también según datos de la FAO.

Además, más de 1.300 millones de personas viven con menos de un dólar al día, y casi 3.000 millones lo hacen con menos de 2 dólares. Mientras, los ricos son más ricos. Los 100 multimillonarios más adinerados del mundo poseen una fortuna de 2,1 billones de dólares -200.000 millones más que en 2012-, equivalente al 2,9% del PIB mundial.

En España un total de 30 familias se reparte gran parte del capital. Las 100 mayores fortunas de la Bolsa suman 88.735 millones de euros, un 13% más que en 2012. Mientras, la pobreza infantil en nuestro país afecta ya al 26,7% de los menores de 16 años y la pobreza severa se ha duplicado en pocos años, alcanzando ya a 3 millones de españoles.

La pobreza crece en España

Las cifras son contudentes: este modelo no funciona. O, dicho de otro modo, solo funciona para satisfacer la voracidad de una minoría.

El valor máximo del sistema actual es el dinero. Con el beneplácito de gobiernos y organismos internacionales, las corporaciones y multinacionales especulan con lo más básico, los alimentos, decidiendo así quién come y quién no, quién vive y quién muere.

Casi 1.000 millones de personas pasan hambre en el mundo, mientras se desperdician o se retienen alimentos, mientras se especula con su precio, limitando por tanto el acceso a ellos.

Hay en la imposición de aranceles, en el control de los cultivos ajenos, en la especulación de los precios de los alimentos -que, como ocurrió en 2008, puede dejar a millones de personas sin pan- todo un mecanismo que facilita que unos pocos ganen muchos millones de dólares a cambio de que otros se mueran de hambre.

“En los últimos años el precio de los alimentos es muy inestable, es una montaña rusa que dificulta el acceso de las personas más pobres a alimentos nutritivos”, advierte la ONU.
 
Por eso Jean Ziegler, ex relator de Naciones Unidas para Alimentación y posteriormente integrante del Comité consultivo de Derechos Humanos de la ONU, sostiene que en la actualidad opera una red de crimen organizado responsable de provocar el hambre en el mundo y “asesinatos masivos”.

“Vivimos un orden caníbal del mundo. El mercado alimentario está controlado por una decena de sociedades multinacionales inmensamente poderosas, que controlan el 85% del maíz, arroz, aceite. Estos amos del mundo deciden quién va a morir y a vivir, fijan precios”, denuncia.

A través de mecanismos neocoloniales, a través de la imposición del pago de deuda externa, las grandes potencias y organismos internacionales como el FMI imponen a terceros países políticas y medidas económicas desfavorables para las poblaciones locales y favorables para las multinacionales que buscan nuevos mercados en los que introducir e imponer sus productos, a costa de acorralar cultivos autóctonos e industrias locales.

Esto ha ocurrido también en la Unión Europea, donde algunos países, como España, han disuelto, al dictado de Bruselas, parte de su propia industria, su ganadería, su agricultura, a cambio de ayudas y de un ingreso en la UE cuyos resultados estamos padeciendo ya en nuestras propias carnes.

Si no cambiamos radicalmente de modelo económico, en un cuarto de siglo la desnutrición será un fenómeno inherente a grandes metrópolis como Río de Janeiro, El Cairo o Singapur, tal y como vaticina la ONU. La población mundial alcanzará los 9.600 millones en el año 2050, habrá cada vez más distancia entre ricos y pobres y el hambre “dejará de ser patrimonio de los parias”, porque ya en la actualidad, como denuncian organismos internacionales y ongs, la desnutrición toca en las puertas del primer mundo.
En esta Navidad el fantasma del futuro del cuento de Dickens se presenta claro y definido para anunciar la tragedia y ruina venidera. Nos encontramos en un mundo tendente a una mayor desigualdad social y económica, con políticas dispuestas a emplear menos recursos para garantizar una vida digna a la gente. En España la desigualdad alcanza ya los niveles más altos de la democracia.
Esta carrera neoliberal, en la que el Gobierno español participa activamente, limita la atención sanitaria universal y gratuita, favorece la educación de pago mientras maltrata la pública, retira la inversión en la atención para las personas dependientes -mientras pretende obligar a las mujeres a tener hijos con malformaciones- y se niega a garantizar el derecho de las personas a una vivienda, a luz, a una alimentación sana y completa, a la cultura.

Dentro de este panorama, la imposición que el Gobierno ha aprobado para que las mujeres, desposeídas nuevamente ya no de su libertad sino de su propio cuerpo, tengan hijos en contra de su voluntad, es una sofisticada forma de violencia que contribuirá a crear un mundo con más seres humanos sin una vida digna, sin sus necesidades cubiertas, algunos con malformaciones que quizá el sistema sanitario público no pueda atender, e incluso sin el amor y autoestima que todos merecemos para saber exigir nuestro derecho no solo al pan, sino también a las rosas.
Es decir, nuestro derecho a una vida y no a un triste camino de dolor, precariedad y supervivencia.

sábado, 21 de diciembre de 2013

¿De qué vida hablamos cuando hablamos de la vida?

Por  Sara Porras Sánchez
 
Desde la llegada al Gobierno del Partido Popular hemos asistido a un ataque sistemático sobre todos nuestros derechos. La reforma constitucional llevada a cabo por el PSOE y por el PP en su artículo 135, por el que nos condenaban al pago de la deuda por encima del mantenimiento del estado social, era sólo la antesala de estos dos terribles años.
En estos dos años hemos visto cómo nos privatizan hospitales, eliminan el endeble sistema de atención a la dependencia y privatizan —mediante la imposición de tasas impagables— las universidades españolas. Un ataque en lo social pero también un ataque en nuestros derechos civiles. La ya conocida como Ley Mordaza, la reforma del código penal o la privatización progresiva de la seguridad —con la modificación y ampliación de la funciones de la seguridad privada— son claros ejemplos del proceso destituyente que venimos sufriendo. Llamo proceso destituyente al que tiene como fin la modificación y destrucción de todos los consensos políticos y sociales que nos asistían, se trata de convertir a España en un país periférico y dependiente de una Europa depredadora, que hace ya tiempo renunció a ondear la bandera de las libertades para situarse cómodamente como una extensión de los intereses de los consejos de administración de las grandes empresas. Así nos bajan los salarios y abaratan nuestros despidos, mientras suben las  facturas de la luz y el precio de los medicamentos. En un país donde el presidente de Iberdrola gana 7 millones de euros anuales todavía continúan insistiendo en que somos nosotras las que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades.
Unido a este proceso de expolio y empobrecimiento generalizado las mujeres estamos afrontando los mayores ataques contra nuestros derechos desde el pacto de la transición. Y el mayor de ellos, sin duda, han sido las constantes amenazas que el partido en el gobierno ha hecho sobre la eliminación de nuestro derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestra maternidad. Amenazas que, tristemente, parece que se materializarán hoy en el, ya temible, consejo de ministros.
El control de los cuerpos de las mujeres es una herramienta de dominación esencial del modelo patriarcal y una de sus manifestaciones más evidentes es el control de la natalidad de las mujeres, pues —y utilizando la metáfora de Silvia Federicci— el cuerpo de las mujeres se convierte en un proceso de acumulación originaria infinito consistente en la creación de mano de obra. Por eso su control por parte de las instituciones es el control de la producción de trabajadoras y trabajadores. El derecho de las mujeres a decidir sobre nuestros propios cuerpos se torna, desde este punto de vista, una amenaza directa a los cimientos del modelo económico.
Como pasa con la mayoría de los debates que afectan a derechos específicos de las mujeres, los presupuestos desde los que se construyen los discursos son, en muchos casos, tramposos. Buscan enmascarar, bajo dialécticas contundentes, injusticias sociales que, una vez salen a la luz en toda su magnitud, resultan de un carácter incontestable. El problema social que toca afrontar de manera ineludible es el derecho a la salud y a una vida libre de violencia, para el conjunto de la sociedad. No existe, por lo tanto, posibilidad de democracia cuando no están garantizados estos derechos para la mitad de la población.
Hay un hecho evidente: la existencia de embarazos no deseados. Tenemos que decidir qué medidas y qué marco legal vamos a articular en base a ello. La política debe por tanto centrarse en cómo intervenir sobre una realidad social específica y buscar soluciones. No debe, sin embargo, centrarse en elaborar disertaciones morales sobre las causas de esos embarazos, que es lo que pretenden la mayoría de los discursos a los que anteriormente me refería.
Lo que se está debatiendo, por tanto, no es otra cosa que la existencia de un marco legal que garantice el derecho humano a la salud de las mujeres. Que garantice que cuando decida enfrentarse a la interrupción de su embarazo, por las razones que sea, tendrá una atención médica segura que no pondrá en riesgo su vida.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, 80.000 mujeres mueren al año en el mundo por la práctica de interrupciones del embarazo en condiciones insalubres. Es indispensable, en este sentido, poner en el centro del debate el derecho a la vida de las mujeres. Resulta obvio plantear que el aborto ha existido siempre y, por lo tanto, plantear que, más allá de lo que se decida en ningún consejo de ministros, los abortos seguirán existiendo. Por mucho que se pretenda hacer del pecado ley, aquellas mujeres que tomen la decisión de interrumpir su embarazo, seguirán tomándola aunque esa decisión siga costándonos nuestras vidas. Téngase por lo tanto esta premisa inicial como una realidad material harto demostrable.
Porque nos importan las vidas, tenemos claro que es indispensable hablar de en qué condiciones son vividas. Proteger la vida de las personas, desde un punto de vista político, es decir, desde un punto de vista material, significa desarrollar servicios sociales que articulen la convivencia y la redistribución de bienestar. Es absolutamente incompatible con una sociedad democrática, no desarrollar servicios sociales que garanticen el desarrollo de la vida como son escuelas infantiles públicas y gratuitas, atención socio-sanitaria universal, comedores sociales, ayudas a la crianza… y al mismo tiempo pretender criminalizar a aquellas mujeres que deciden no ser madres. Hay que denunciar que no es posible seguir pretendiendo que la maternidad sea un valor absoluto en lo moral en una sociedad que no articula ninguna medida que realmente proteja dicha maternidad. La criminalización de las mujeres que interrumpen su embarazo nada tiene que ver con la protección de la vida y huelga decir que nada tiene que ver con la prevención de embarazos no deseados.
Si lo que se quiere es proteger la vida es indispensable la creación de un marco que garantice la práctica médica de la interrupción del embarazo bajo unas condiciones socio-sanitarias seguras. Asimismo es igualmente indispensable enmarcar cualquier tipo de regulación de este calado desde una perspectiva múltiple, hablamos de una ley de educación sexual y derechos sexuales y reproductivos. Insisto en esta idea: el problema social real es la existencia de embarazos no deseados. La interrupción del embarazo debe ser una medida de urgencia, no una solución al problema, la política pública real, el reto, es evitar los embarazos no deseados.
Y así lo denunciamos desde las calles y desde nuestros barrios. Y así lo reflexionaron muchas compañeras feministas que pelean en nuestro país por garantizar nuestros derechos. Por ello escogí uno de sus lemas para titular el artículo, porque hablamos de vidas, de las nuestras; sirva este título como mi homenaje y reconocimiento a sus luchas y sus ideas, de las que sin duda nos seguiremos nutriendo y seguiremos enriqueciendo con nuestro saber hacer juntas.
En primera instancia la lacra social de la violencia machista en un factor esencial en este debate. Es indispensable seguir profundizando en la erradicación total de dicha violencia en todas sus dimensiones y, en este caso concreto, nos referimos a una de sus manifestaciones más execrables como es la violación. Sobre este respecto podrían decirse muchas consideraciones, nuestro afán aquí es enunciarlo como problema esencial también dentro de este debate.
En segunda instancia es absolutamente necesario incluir la educación sexual dentro de todas las etapas educativas. Pues si bien sabemos que hay múltiples causas para los embarazos no deseados, una de ellas es la falta de información así como de acceso a medios anticonceptivos. Una vez más vemos cómo este gobierno elimina la educación para la ciudadanía y financia centros de educación segregados.
Por último hay otra reflexión que debemos hacernos. El problema del acceso a la salud es también un problema de clase. Así las mujeres que puedan permitírselo seguirán accediendo a clínicas privadas que a cambio de dinero les garantizarán confidencialidad y la mejor de las atenciones médicas. Como pasa siempre que los poderes públicos cierran los ojos ante las injusticias sociales: los de arriba continuarán gozando de todos sus derechos, mientras para las de abajo seguirá siendo un reto seguir con vida.
Por todo ello quiero manifestar la necesidad de plantear la desobediencia activa, en las calles y en todos los espacios en los que nos encontremos. No vamos a dar ni un paso atrás en nuestros derechos, y esta lucha no termina con la aprobación de ninguna ley injusta. Las mujeres vamos a seguir peleando porque sabemos que los derechos se ganan ejerciéndolos. Esta tarde nos vemos en las calles a partir de las siete y nos seguiremos encontrando en tantos otros espacios, no nos paran ni nos callan, las libertades se conquistan.

Fuente: http://www.publico.es/

martes, 17 de diciembre de 2013

LA MANIPULACIÓN

Es necesario explorar las formas que toma la dominación por parte del Poder, conocer las causas de su aparición y su evolución en las sociedades. Sólo así se puede conocer hasta qué punto la dominación moldea los pensamientos más íntimos y hasta las acciones más simples del ser humano en la sociedad en la que vive.

El ser humano puede ser manipulado, programado y controlado desde fuera de sí mismo. La soberanía de su dignidad y libertad se desmorona. La manipulación es una forma de control mental y social, y ocurre cuando falta consciencia en el ser humano. Entonces se le reduce a un simple objeto. La manipulación es una violación de la libertad, una forma de violencia y de deshumanización.





La manipulación se da allí donde no existe consciencia crítica por parte del manipulado. No es una simple influencia, sino una forma irracional de ejercer la influencia y el poder; es el ejercicio del Poder de forma moralmente ilegítima, sin auténtica autoridad. La persona manipulada no percibe el ataque, pues los estímulos de la manipulación permanecen ocultos a la consciencia. Por medio de determinados arreglos, hechos con habilidad, la manipulación permanece oculta a la consciencia. El manipulador crea así una falsa consciencia, a partir de la cual la víctima cree equivocadamente que vive racionalmente, y que toma decisiones racionales.

Nos encontramos en una sociedad en donde llaman libertad a una vida programada, manipulada, superficial, encauzada dentro del marco de sus interesadas leyes, costumbres e intereses. Uno de los pilares que sustentan el actual Sistema es el control, muy sutil en algunos casos y no tanto en otros. De un modo u otro, el elevado grado de control mental que el Poder ha logrado ejercer sobre las personas es, por lo menos, preocupante y alarmante. El “pensamiento único” se extiende, aparentemente sin oposición, los intereses capitalistas parecen confundirse cada vez más con los intereses de la humanidad. El control es cada vez más amplio y abarca tanto el ámbito privado o individual como el social. Si no se hace nada para evitarlo, si no se es consciente de ello, “los valores del sistema” se imponen, se instalan en la mente, en la percepción y en el sentir, en el criterio… anulando toda muestra de sentido crítico. Y en el peor de los casos, el “Sistema” u “orden social establecido” llega a predeterminar y dirigir nuestras vidas. Sorprende ver como millones de personas acudimos obedientemente, día tras día, a los puestos de trabajo que nos han asignado –o a la escuela, o a la cola del paro. Es necesario reflexionar sobre el hecho de que millones de personas aceptan y justifican sumisamente las injusticias y crueldades ocasionadas por el Sistema.

El Poder y sus secuaces, utilizando recursos que parecen venidos de la ciencia ficción, pretenden determinar cómo hemos de vivir y como hemos de pensar. Intentan, con evidente éxito, establecer nuestros gustos, horarios, opiniones… El significado de los términos “bueno” y “malo” ha sido monopolizado y falseado por ellos.

El control se manifiesta en los diferentes ámbitos de la vida en la familia, la escuela, el trabajo, el “ocio”… Sin este control sobre el pensamiento de las personas no podrían mantener sus privilegios, sus intereses, su poder… por eso no escatiman en recursos ni energías para poder seguir ejerciéndolo. Las relaciones jerarquizadas o relaciones de poder ente patrón-obrero, padres-hijo, profesor-alumno, etc. Han sido interiorizadas hasta tal punto que parecen “normales”, inevitables, incluso naturales. Así van generando una sociedad cada vez más obediente y pasiva.

Mediante el control que logran establecer sobre cada uno de nosotros, consiguen eso que ellos llaman “consenso social”, “paz social” o “sociedad democrática”, y que tiene mejor nombre: control social o sociedad totalitaria. La imposición del control social o de “pensamiento único” utiliza todos los medios a su alcance. Desde la escuela inculcan los “valores” que rigen la sociedad –competitividad, productividad, respeto a la autoridad…-, desde los medios de “comunicación” nos bombardean con noticias que ocultan la verdad, con anuncios sobre los que debemos consumir, con modelos o estereotipos en los que nos tenemos que basar… Los mass-media, y quienes están detrás, producen y controlan la “información”, sin tener reparos en manipularla o “adaptarla” a sus intereses. Hoy en día los mass-media se han convertido en un arma muy eficaz para el Poder, y al mismo tiempo, en un elemento a combatir y desenmascarar.

El Poder se emplea a fondo en la manipulación de la cultura y en la comercialización del arte, pues la “cultura” es otro de los medios que le sirven al Estado para mantener su dominio. Liberarse de la zarpa de la “cultura” hace al ser humano menos obediente, menos pasivo y más creativo. A unas circunstancias determinadas, a un determinado tipo de sociedad, de relaciones sociales, de relaciones de producción corresponde una cultura determinada. Es preciso, por tanto, colocar tras el nombre de cultura los adjetivos que le correspondan, en este caso cultura capitalista, consumista, mediatizada y mediática, especuladora, etc. El Poder tiene la capacidad de fabricar la realidad a su medida, y lo hace por medio de la cultura.

Cultura viene a ser todo ese conjunto más o menos complejo de elementos cuya misión es legitimar esta sociedad, es la encargada de reproducirla, de perpetuarla. La cultura es necesaria para crear un acuerdo sobre el tipo de sociedad y una adhesión a ella. El Poder presenta mediante la cultura su modelo de sociedad, y lo hace como la única posible, la normal, la natural, la mejor. Así, las capas más desfavorecidas económicamente, las que podrían cuestionar una sociedad basada en el tener, apenas articulan contestación, cuestionamientos o protesta. Sobre aquellos excluidos económicamente, socialmente, el Poder debe potenciar la inclusión cultural para que no se produzca una fractura en el Sistema.

El control social afecta a todas las personas pero, evidentemente, se ven perjudicadas en mayor medida por este control todas aquellas que han optado por no adaptarse al Sistema, sino por enfrentarse a él. Es entonces cuando el Estado despliega todos sus medios: cuerpos represivos y policiales, servicios de información y bases de datos donde se almacena información sobre los rebeldes, sistemas de vigilancia –videovigilancia, intervención telefónica (teléfono móvil incluido), tecnología de búsqueda (FLIR, GPS, que es un sistema de vigilancia que detecta la posición de una persona en cualquier lugar, tecnología de reconocimiento facial), tecnología de visión nocturna, sistema Echelon…- infiltración de agentes en grupos disidentes, represión y criminalización de los llamados movimientos sociales, montajes policiales y mediáticos para detener y encarcelar a personas molestas para el orden dominante… y, en último lugar, la mayor expresión de la represión: la muerte o la cárcel.

Es usual que se infiltren elementos policiales en los grupos que se oponen al Sistema para sonsacar toda la información posible acerca de quienes son, cómo funcionan, cuales son sus objetivos, sus medios… En ocasiones, cuando disponen de la mínima información necesaria, recurren a los montajes policiales, que son cada vez más eficaces gracias a la inestimable ayuda y colaboración de los medios de “comunicación”. El Estado es el que ordena que se inicie la represión, la policía crea las “pruebas” y los medios de “comunicación” colaboran a encubrir y adornar el montaje convirtiéndolo en realidad a los ojos de la gente de la calle.







Fuente: http://www.proyectopv.org/1-verdad/manipulacion.htm

viernes, 6 de diciembre de 2013

Competitividad: el problema no son los salarios, sino los beneficios empresariales

La competitividad se ha convertido en el mantra predilecto de las autoridades económicas europeas y españolas. Según el discurso oficial, España tiene un problema de falta de competitividad, y la vía de mejora pasa por políticas de austeridad y la “devaluación interna”: abaratar los costes laborales, bajando salarios, para así competir en el mercado global. A desmentir esta falacia se dedica Qué hacemos con la competitividad, último título de la colección ‘Qué hacemos’. Una denuncia de las consecuencias fatales que el discurso de la competitividad está teniendo en Europa y especialmente en España, y una apuesta por un concepto diferente: la Competitividad Estructural. Adelantamos unas páginas del libro, dedicadas a uno de los principales lastres de la economía española: los beneficios empresariales, su poca reinversión, la falta de compromiso de los accionistas con las empresas. Frente a ello, el libro apuesta por fórmulas de reinversión de beneficios en cuyo control participen los trabajadores.

La competitividad en España

 

La reducción de salarios no es una medida necesaria para mejorar la competitividad, sino que está orientada a mejorar la rentabilidad empresarial, los beneficios.
Una visión más amplia del concepto de competitividad, la mencionada Competitividad Estructural, considera que no se trata de reducir como sea los costes laborales para competir como sea, sino establecer las bases para un crecimiento sostenido de la productividad, que redunde en mejoras de la calidad de vida colectiva.

En primer lugar, porque el mero hecho de reducir los costes para ofrecer precios más atractivos no garantiza nada. Para vender hace falta también que alguien compre y la situación actual de la Unión Monetaria Europea se caracteriza por un estancamiento generalizado, derivado precisamente de la aplicación simultánea de políticas de restricción fiscal y devaluación salarial. Sorprendentemente, son las propias autoridades europeas las que están promoviendo esta “carrera hacia abajo” de los salarios en busca de mayor “competitividad”, sin comprender aparentemente que no todos los países de la eurozona pueden ser a la vez exportadores netos (¿quién comprará la producción?) o que una reducción generalizada de los costes salariales no modifica la situación competitiva relativa de cada país. La alocada carrera por los ajustes en la eurozona obvia este hecho, aplicando una vieja y errónea idea acuñada por el economista francés Jean Baptiste Say, según la cual la oferta creaba su propia demanda. Pero si todas las economías del área tratan de reducir salarios para ofertar precios más competitivos resultará que ninguno de sus principales socios los adquirirá, en la medida en que el poder adquisitivo del conjunto de sus trabajadores será cada vez menor.

Además, dadas nuestras actuales especializaciones productivas y la baja tasa de reinversión de beneficios, es bastante improbable lograr cambios significativos en la composición y el tamaño de nuestras exportaciones y mejorar la “competitividad estructural” incrementando las exportaciones de mayor productividad y contenido tecnológico, únicamente a través de bajadas en los salarios.
En tercer lugar, estas medidas y las de recorte presupuestario deprimen aún más la demanda interna (consumo e inversión de los hogares, empresas y administraciones públicas). Por tanto, no sólo sería necesario que las exportaciones crecieran a una tasa mayor como consecuencia de las medidas de devaluación interna, sino que lo hicieran a una tasa suficiente para compensar los efectos negativos sobre el crecimiento y el empleo que tiene la caída del consumo y la inversión. Algo imposible.
En la actualidad España se enfrenta al reto de afrontar un cambio de modelo productivo en el que se incrementen las actividades exportadoras basadas en la Competitividad Estructural y que sea capaz de financiarse básicamente mediante la reinversión de beneficios y la financiación exterior a largo plazo. Apostar por una “economía de alta productividad”, abandonando el modelo que podríamos denominar como “economía acordeón”: una economía que crece a tasas muy altas en épocas de crecimiento por la afluencia de capital exterior cortoplacista, y que se encoge, entrando en abruptas etapas recesivas, cuando el capital exterior desaparece.

Insistir en un modelo de “economía acordeón”, como EuroVegas en Madrid, o los nuevos planes urbanísticos expansivos de muchos ayuntamientos de Andalucía, al que se añade el impulso a las actividades exportadoras de baja productividad, supone tomar una dirección equivocada –y poco eficaz- para lograr la pronta recuperación de la economía española. Es ahondar en el mismo error del pasado, un error que pagarán varias generaciones futuras. Supone que en vez de tomar medidas para solventar las carencias tradicionales del empresariado español, relacionadas con la escasa reinversión de beneficios que impide incrementar sustancialmente la productividad, se decide que esas ineficacias las paguen los trabajadores, mediante una fuerte devaluación salarial y de las condiciones de trabajo, lo que hará mucho más lenta, y por tanto dolorosa, la salida de la crisis, como indica la caída del PIB del 1,4% en 2012 y las previsiones para 2013 de descenso del PIB en un 1,5%.


La clave de la Competitividad Estructural es la productividad

 

La incapacidad política de los gobiernos de actuar eficazmente sobre el sector financiero y energético ha hecho que finalmente el esfuerzo de reducción de costes haya recaído sobre los costes laborales, lo que tiene consecuencias demoledoras sobre la competitividad estructural, ya que reduce el tamaño de la demanda nacional y su sofisticación (se reduce la demanda productos de alta elasticidad renta, de alto contenido tecnológico). La competitividad estructural de una economía depende de su grado de capitalización, en términos de infraestructuras y accesibilidad, capital humano, e innovación tecnológica.
El resultado del escaso volumen de beneficios reinvertidos ha hecho que el stock de capital productivo, excluidas las viviendas, en los últimos 15 años creciera a una tasa tan solo del 1%, mientras que en los años sesenta y setenta creció a una tasa anual del 10%. La inversión en maquinaria y bienes de equipo, que viene descendiendo en términos absolutos desde 2008, durante la última década tan sólo ha representado como media un 26% de la formación bruta de capital, porcentaje muy inferior tanto a la inversión en vivienda (un 39,2%) como a la inversión en otros edificios y construcciones, (un 34,4%). La tasa de inversión en bienes de equipo llegó a suponer el 8% del PIB en 2007, pero en los nueve primeros meses de 2012 tan sólo significó el 6%, habiendo descendido en un 6,4% respecto al mismo periodo de 2011.


El decreciente compromiso de los accionistas con sus empresas, entre cuyas causas también está la financiación exterior cortoplacista, es un elemento muy preocupante en una economía como la española, ya que el stock de capital en 2009 representaba tan sólo un 161% del PIB, un peso muy inferior al que tiene en otras economías desarrolladas como Alemania, un 184% y EEUU, un 209%. El stock de capital productivo privado por empleado en 2009 apenas representó un 75,6% de la media del área euro, el mismo porcentaje que en 1995. La tradicional escasez de capital productivo es un elemento básico a la hora de explicar la baja productividad de las empresas españolas, sobre todo de las pequeñas y hay que recordar que la estructura empresarial de nuestro país se caracteriza por su atomización.
Para avanzar hacía una “economía de mayor productividad”, que mejore su competitividad estructural, hay que impulsar el esfuerzo inversor privado, para que incremente volumen de capital físico y de innovación tecnológica, revirtiendo la falta de compromiso de los accionistas con sus empresas, a la vez que debe ser desacoplado de actividades especulativas a corto plazo, como la inmobiliaria.


I.-Impulsar fiscalmente Fondos de Reinversión de Beneficios en cuyo control participen los representantes de los trabajadores.

Como hemos visto, intentar establecer una estrecha relación entre la evolución de los salarios y la competitividad tiene un fuerte sesgo ideológico, ya que los datos muestran que no han sido los salarios el factor que ha generado tensiones inflacionistas. El origen de nuestro diferencial de inflación respecto la UE (y de parte de la burbuja de activos inmobiliarios) está en el  incremento de los beneficios empresariales distribuidos a los accionistas y de los intereses financieros pagados por los prestamos solicitados, la parte del beneficio que no se reinvierte en la empresa, que no incrementa su productividad. El porcentaje que representan ambos conceptos sobre el beneficio total pasó del 39% en 1995 al 60% en 2008. Esto muestra un menguante compromiso de los accionistas con sus empresas, que fue favorecido por la mejora en el tratamiento fiscal de los gastos financieros en el Impuesto de Sociedades, impulsado por el PP en los años noventa, ya que en términos fiscales era más rentable pedir créditos (incluso a los accionistas) para afrontar las necesidades de inversión de una empresa que aumentar su capital.

Por ello resulta imprescindible incentivar la reinversión productiva de los beneficios de las empresas. La reducción del porcentaje de beneficios distribuidos a los accionistas (los que han generado inflación de precios y activos inmobiliarios) no reduce su riqueza, aunque sí su renta disponible. La reinversión de beneficios incrementa su patrimonio a largo plazo, el valor de las acciones (si la empresa cotiza en bolsa) o el valor de sus activos.  

Una mayor participación de los representantes de los trabajadores en el destino de estos fondos puede tener indudables efectos positivos en la productividad. Ya que la implicación de los trabajadores puede ser determinante para obtener mejoras en la posición de poder de mercado, e incluso de monopolio, a la que pueden acceder las grandes empresas en, al menos, tres aspectos: 1)el acceso a la tecnología, 2)los conocimientos de gestión en equipo, y 3)la mejora de ideas de comercialización. Como reconoce la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y Trabajo en su proyecto EPOC: “las propias empresas reconocen que la participación de los trabajadores es un elemento determinante en la generación de riqueza”.

Las experiencias desarrolladas en Alemania a través de los Consejo de Vigilancia, donde hay más de 800 empresas que disponen de ese órgano, o en Suecia, donde se desarrollaron los Fondos de Asalariados, ponen de manifiesto el papel que juega la participación de los trabajadores en la alta competitividad y productividad de las empresas de esos países. “La cogestión lleva a que el personal se identifique más con su empresa y los conflictos puedan ser solucionados en un marco de diálogo” (Angela Merkel dixit).

Qué hacemos con la competitividad es una obra colectiva escrita por Bruno Estrada, María José Paz, Antonio Sanabria y Jorge Uxó. Más información en la web de la colección.



miércoles, 4 de diciembre de 2013

El estatus social, la preocupación del siglo

Por  Paola Gorostiza

No hace mucho se dio a conocer la noticia sobre un joven chino cuyo deseo por adquirir el segundo iPad lanzado al mercado lo condujo a la venta de uno de sus riñones.
El asunto causó asombro a la prensa y desconcierto a la sociedad, pero aunque llevado a la exageración, el caso resultaba representativo de un fenómeno hasta cierto punto común.





 

Estatus social y consumismo

 

Cuántas personas se embarcan en la compra de autos del año pasando por alto las necesidades evidentes de su hogar. Cuántas mujeres compran a crédito magníficos bolsos de diseñador que no terminarán de pagar sino hasta que estén pasados de moda.
El nuevo perfume, la nueva línea de ropa, el nuevo móvil, todas estas cosas parecieran ser necesidades dignas de complicar una situación financiera de por sí problemática.
Y si bien podría pensarse que semejantes conductas responden a una falta de inteligencia práctica, antes de condenarlas convendría tener en cuenta lo expuesto por Alain de Botton en su libro Ansiedad por el estatus.

 Ansiedad por el estatus

 

Filósofo, arquitecto y escritor, de Botton atribuye estas conductas a lo que denomina como ansiedad por estatus, una verdadera pandemia en las sociedades de Occidente.
El estatus, explica de Botton, se refiere en un sentido estricto a la profesión y estado civil de una persona. Pero en un sentido más amplio el estatus es el valor y la importancia que posee un individuo dentro de su sociedad.
A lo largo de la historia este valor e importancia se han concedido a diversos roles o capacidades. El cazador, el guerrero, la mujer fértil, los nobles, todos fueron en su momento modelos de estatus y recibieron amor y respeto por parte de la colectividad.

Autoestima y economía

 

Sin embargo a partir del siglo XVIII, el estatus y la respetabilidad en Occidente comenzaron a ser asociados con los logros económicos.
Diversas corrientes de pensamiento influyeron en este cambio. La Meritocracia que sostiene que el éxito económico de una persona depende exclusivamente de su esfuerzo e inteligencia y el Darwinismo social que propone que sólo los más aptos merecen sobrevivir (en términos económicos), han sido particularmente determinantes.
Las propiedades, las bien nutridas cuentas bancarias, la posesión de empresas, han ido convirtiéndose en sinónimos de respetabilidad.

Preocupación por el estatus

 

Pero lo cierto es que la inmensa mayoría de la población mundial carece de lo necesario para ser considerados como respetables. Ante esta falta de valía en mayor o menor medida todos hemos sufrido de la mencionada ansiedad por estatus.

La ansiedad por el estatus es en palabras de Botton:
Una preocupación tan perniciosa que es capaz de arruinar largos periodos de nuestras vidas, la sensación de que corremos el peligro de no conformar los ideales de éxito presentados por nuestra sociedad y de que, como resultado de ello, seremos desposeídos de nuestra dignidad y respeto; la sensación de que ocupamos un rango muy modesto y de que podemos caer en uno aun más bajo.”
Las recesiones económicas, el retiro, el asenso profesional de algún compañero, son algunos de los disparadores de dicha ansiedad, comenta el filósofo.

Y a pesar de ser tan común, las evidencias de este drama interno son difíciles de encontrar, porque como con la envidia (sentimiento, por cierto, relacionado a la ansiedad por estatus), la gente se avergüenza de manifestarlo.

Mensajes sociales

 

El asunto es tan importante, explica el filósofo, porque la concepción que tenemos de nosotros mismos depende en gran medida de lo que los otros consideran que somos.
Dependemos de las señales de respeto que el mundo nos envía para sentirnos cómodos con nosotros mismos.
Pero si el estatus es algo difícil de conseguir, más aún es conservarlo durante toda una vida.

Ser un perdedor

 

Ante los altos estándares que nos presenta la sociedad actual, el fracaso a corto, mediano o largo plazo resulta casi inevitable. De allí vendrá la humillación; “…la corrosiva idea de que hemos sido incapaces de mostrarle al mundo nuestro valor.”
Alain de Botton analiza meticulosamente las raíces históricas y psicológicas de la ansiedad por el estatus y así alcanza diversas conclusiones.
Una de ellas es que el “mal” se acentúa principalmente cuando alguien que consideramos nuestro par en términos de estatus, consigue subir en la escala.
Otra, más alentadora, es que dicha molestia logra mitigarse a través de su debida comprensión y expresión.
El autor ofrece una variedad de reflexiones que logran poner en perspectiva la insufrible molestia de considerarse a si mismo como un “perdedor”.

Memento mori

 

Una de ellas, quizá la más eficaz, es el recordatorio de la propia muerte. El ejercicio aunque incómodo sirve para reorientar nuestras prioridades: ¿Qué es lo verdaderamente valioso de la vida cuando se llega al momento de morir?.
Sin importar lo olvidados e ignorados que seamos, sin importar lo poderosos y reverenciados que otros puedan ser, se puede encontrar consuelo en la idea de que al final todos terminaremos convertidos en la más democrática de las sustancias: el polvo.

Fuente: http://suite101.net/article/el-estatus-social-la-preocupacion-del-siglo-a66131

domingo, 1 de diciembre de 2013

Análisis del consumo actual: Vivir es consumir

 Artículo de Juan Pérez Ventura


-Mira mi nuevo reloj, me lo acabo de comprar por 1500€.

-¿Por qué te ha costado tanto?

-Es un Rolex, sumergible a 100 metros.

-¿Y vas a bucear tan profundo alguna vez?

-No lo sé… Pero, ¿a que es bonito?

Hoy en día el sistema económico pone al alcance de las personas todo tipo de productos y bienes para el consumo, desde lo más básico, como alimentos o prendas de vestir, hasta lo más extraño, como gorras que pueden sujetar latas de refrescos.

El consumo como concepto no hace referencia a nada malo ni perjudicial. Podemos definirlo como el simple hecho de consumir para satisfacer necesidades o deseos. El problema llega cuando esta actividad se vuelve patológica. Entonces ya no hablamos de ‘consumo’, sino de ‘consumismo’. La Real Academia Española (RAE) define el consumismo como “la tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios.”

El modelo de bienestar de la sociedad actual se basa en la posesión y acumulación de bienes, lo cual sirve de justificación para que prolifere el consumismo entre las personas. Si el objetivo de la vida es tener muchas cosas, la principal actividad que se ve beneficiada es, lógicamente, el consumo. La posesión y acumulación de bienes suele darse siempre de forma inmoderada, tal y como apunta la definición de la RAE.

El término inmoderado parece ser un adjetivo demasiado subjetivo. ¿Qué es ser un consumidor inmoderado? ¿cuántos iPods hay que comprar para considerarlo algo inmoderado?. Las definiciones de la Real Academia destacan por ser objetivas y rigurosas, así pues, que incluya el adjetivo inmoderado en la definición de ‘consumismo’ puede sorprender. La RAE define moderar como evitar el exceso, por lo tanto inmoderado es algo que no lo hace. 

La utilización del calificativo inmoderado encuentra su explicación con la siguiente pregunta: ¿Hasta qué punto necesitamos lo que compramos? ¿En nuestro consumo necesario para nuestras vidas? Todo aquello que se consume sin ser realmente una necesidad puede considerarse como un exceso, en tanto en cuanto excede las necesidades básicas para la vida de un individuo. Así pues, decir que el consumo actual es inmoderado ya no es algo subjetivo, sino que se ha convertido en algo objetivamente cierto: todos consumimos inmoderadamente, porque consumimos en exceso. No necesitamos todo lo que compramos. La mayor parte de nuestras compras son excesos que se nos antojan necesarios.


shoppingNecesitamos lo que compramos en la medida en que nos auto-convencemos (o nos convencen) de que el producto en cuestión nos va a ayudar a ser más felices y a vivir mejor. En ese sentido, con la sociedad de consumo el individuo tiene como principal actividad consumir.
Para muchos autores que la defienden, la sociedad de consumo es reflejo de un alto nivel de desarrollo socioeconómico, que se manifiesta en el incremento de la renta de cada individuo. Consideran también que este tipo de sociedad basada en el consumo constante ofrece a las personas la posibilidad de adquirir bienes y servicios cada vez más diversificados, y que eso contribuye a mejorar la calidad de vida y produce una mayor igualdad social, ya que son muchos los individuos que pueden hacerse con una gran cantidad de productos que, según las tesis de los defensores del sistema, contribuirán a hacer sus vidas mucho mejores y más felices.

Así pues, el principal argumento para la defensa de la sociedad de consumo se apoya en que el consumo contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas y que ayuda a las sociedades a desarrollarse. Lo autores pro-consumo olvidan que en esta sociedad ideal donde las personas pueden comprar cualquier cosa que quieran, hay muchos que no pueden consumir, ya que el principal requisito para disfrutar de la sociedad de consumo, moderna y desarrollada, es tener dinero. En la sociedad actual sigue habiendo millones de pobres, incluso en países desarrollados, que no pueden participar en la sociedad de consumo.
Aunque quizás no es tan importante que participen, ya que el consumo de hoy en día no se puede entender como la actividad que permite sobrevivir a las personas.

La principal característica que diferencia al consumo de masas tal y como lo conocemos hoy del consumo tradicional en otras épocas de la historia es el objetivo que motiva a las personas a consumir. Si antes se consumía para cubrir necesidades básicas (comprar comida, ropa…), actualmente la mayor parte de la actividad consumista tiene como objetivo satisfacer los deseos de los consumidores, que consideran necesarios los bienes que demandan.

Uno de los rasgos del sistema económico y del consumo actual es que crea necesidades artificiales. Mediante la constante publicidad y otras técnicas, convencen y atrapan a las personas en el círculo vicioso del consumo, del que es muy complicado salir una vez se ha entrado.

Una vez dentro del ‘circo del consumo’, un sinfín de productos, anuncios, ofertas y posibilidades se aparecen ante los ojos del individuo, que, abrumado por todas esas luces, sonidos e imágenes, se siente incapaz de evitar comprar alguno de los productos que tiene ante él. Muchas veces incluso, la falsa necesidad se crea segundos después de ver por primera vez un producto. Verlo en el escaparate de la tienda y darse cuenta de que es indispensable para poder seguir caminando por la calle. ¡¿Cómo he podido vivir sin esto?! Pocas semanas después, el objeto en cuestión estará olvidado en algún baúl, o quizás estropeado y tirado a la basura.

En definitiva, el fenómeno del consumismo depende cada vez más del deseo que de la necesidad.
Pero el consumo actual no sólo tiene como objetivo cubrir necesidades o satisfacer deseos, además sirve para distinguir a las personas entre sí, evidenciando aun más el sistema de clases sociales que forma nuestra sociedad hoy en día.

Como hemos comentado, para consumir sólo es preciso una cosa: tener dinero. A partir de ahí, todo depende de la cantidad de dinero de que se disponga. A más dinero, más productos. O, también, a más dinero, productos más caros.

Cuanto más caro es un producto menos gente lo puede poseer. Esta regla básica explica el sistema de clases. No es lo mismo una falda de la tienda del barrio que un vestido de Chanel, por lo tanto, no es igual la mujer que lleva esa falda a la que viste el vestido. Son dos mujeres diferentes. Diferentes socialmente.
Pero aunque es la vestimenta el rasgo que las diferencia exteriormente, en realidad el factor diferencial es el dinero. La cantidad de dinero. Aunque eso no se puede ver ni saber con certeza, se puede deducir, entre otras cosas, por la manera en que visten.

Precisamente por eso la mujer que tiene más cantidad de dinero decidió no comprar la falda de la tienda de barrio (aunque podía hacerlo). Si hubiera comprado esa sencilla falda y la hubiera llevado puesta por la calle, nadie podría haber sabido cuánto dinero tiene en realidad. Para mostrar en qué estrato social se encuentra, gracias a su dinero, la mujer con posibilidades compró el vestido de Chanel. Y así, cuando pasea por la calle, no hay dudas sobre su posición. Todos pueden ver que ella es diferente a los demás. Es más que los demás.

Con la expansión del consumo por distintos escalones sociales, esta realidad ejemplificada con la falda y el vestido se observa también a niveles de mucha menos opulencia y riqueza. En la misma clase media de la sociedad (incluso en algunos sectores de la clase baja) ya observamos los mismos comportamientos entre personas que, aunque son social y económicamente parecidos, pretenden diferenciarse a través de los productos que consumen.

Así, el joven de barrio que tiene una moto más grande es mejor que el que la tiene más pequeña, o el que puede llevar pantalones de Levi’s es más que el que lleva un pantalón de chándal. También es mejor tener el último modelo de gafas de sol, y llevar un teléfono móvil de gran tamaño.

Así pues, una de las funciones del consumo es proporcionar al individuo formas de distinguirse de otros grupos de distinto nivel social. Las empresas y las marcas lo saben, y ofertan sus productos como exclusivos, punteros e inigualables. Ante esos astutos anuncios publicitarios, es fácil rendirse a la tentación de ser la chica o el chico más exclusivo, puntero e inigualable del barrio.

Lo curioso es que, en el afán de distinguirse de los demás mediante la compra de objetos y productos aparentemente únicos, las personas, en esta sociedad actual, caen en la paradójica situación de que cada vez son más parecidas entre sí.

Con el consumo de masas desenfrenado se avanza hacia una progresiva pérdida de identidad personal, ya que los ciudadanos (que en realidad ya no son ‘personas’, sino ‘consumidores’) responden ante modelos de consumo idealizados mediante las efectivas técnicas de marketing. Es decir, hay un gran número de personas que consumen sintiéndose especiales y que realmente forman parte de un mismo grupo social, en el que todos los individuos tienen un comportamiento y una cultura similar.

El consumidor de clase media español tiene los mismos hábitos que el consumidor de clase media italiano, y ambos se parecen cada vez más a sus semejantes brasileños, coreanos o saudíes. Todos ellos consumen las mismas marcas de ropa, escuchan las canciones de los mismos ídolos juveniles, llevan en las orejas los mismos cascos de música, utilizan los mismos teléfonos móviles y ven las mismas películas en el cine.

La globalización cultural puede considerarse en realidad una occidentalización. Aun sumido en crisis económicas, políticas y sociales, Occidente sigue siendo el centro del mundo, muy especialmente en lo que a cultura y consumo se refiere. Es en Occidente donde nacen las marcas y las empresas que venden sus productos alrededor del mundo.

Regresando a la homogeneización que fomenta el hecho de consumir masivamente, hay que añadir otro apunte interesante: el consumo connota socialización. En la medida que un individuo se reconoce con determinadas marcas, se reconoce con los otros consumidores de esas marcas y se distingue de otros que no son como él.

El cliente de una marca de gafas de sol tenderá a encontrar más afinidad con las personas que lleven esas gafas, ya que el consumo forma parte de la cultura, y en esta sociedad actual todos aquellos que son iguales en sus hábitos de consumo pueden considerarse también iguales en su cultura. Así pues, se crean culturas nuevas a raíz de los productos que se consumen (principalmente por el tipo de prendas que se visten o el tipo de música que se escucha).

Por otra parte, el consumo, además de atender a necesidades básicas, atiende a lo aspiracional. Las personas quieren ser algo más. Y eso no se consigue usando siempre los mismos pantalones ni teniendo siempre el mismo televisor. Siempre existe la posibilidad de hacerse con un producto nuevo y mejor, y, como existe la posibilidad, existe también el deseo.

La sociedad se expresa a través del consumo. Como ya hemos dicho no basta con cubrir una necesidad. Actualmente con el consumo se deben conseguir otro tipo de beneficios, como el reconocimiento en un grupo social.

Si se tiene sed, se puede consumir agua, pero hay muchas más opciones que el agua para cubrir esa necesidad. El mercado te ofrece cientos de bebidas y refrescos. Aunque son mucho más caros que el agua, ésta se torna un bien demasiado simple y sencillo como para consumirlo en público. Es mejor comprar una lata de un refresco que transmita a los demás lo activo, joven y moderno que uno es. El agua no transmite ningún valor. Las bebidas comerciales sí.

Así, hemos llegado a convertirnos en una sociedad materialista, consumista y muy competitiva. La competitividad tiene su reflejo también en el consumo, ya que el hecho de comprar cada año un teléfono móvil o un bolso nuevos no responde a una necesidad real, sino a un deseo de ser mejor (o aparentarlo) en este mundo en el que vivimos. Aquel que sólo tiene un abrigo, o que vive en un piso pudiendo vivir en un chalet, es considerado como un perdedor.

Porque es mucho mejor tener un armario lleno de abrigos y chaquetas para poder llevar uno distinto cada día. Es mejor tener dos coches que uno. Es mejor cambiar el teléfono por el último modelo, que vivir siempre con el mismo móvil. Es mejor volver con bolsas del centro comercial, que volver con las manos vacías. Es mejor tener muchas cosas que tener tan sólo las suficientes.

El que no consume no está disfrutando la vida al completo porque, hoy en día, vivir es consumir.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Indefensión Aprendida

La “indefensión aprendida” hace referencia a la condición de un ser humano o animal que ha aprendido a comportarse pasivamente, sin poder hacer nada y que no responde a pesar de que existan oportunidades para ayudarse a sí mismo, evitando las circunstancias desagradables o mediante la obtención de recompensas positivas.
La teoría de indefensión aprendida se relaciona con depresión clínica y otras enfermedades mentales resultantes de la percepción de ausencia de control sobre el resultado de una situación. Aquellos organismos que han sido ineficaces o menos sensibles para determinar las consecuencias de su comportamiento se dicen que han adquirido indefensión aprendida  (¿aplicable a aquellas personas que “no van a votar“?).


DOCTRINA DEL SHOCK
 
La mayor parte de esta manipulación mediática y política está encaminada a postrarnos en un estado de shock, para que, temerosos y paralizados, no reaccionemos ante las injusticias sociales y las pérdidas de derechos que se nos imponen al ser tratadas como “inevitables” y motivadas por un “poder superior” muy alejado de nosotros.
Las leyes, recortes, medidas y ajustes de los gobiernos o la junta directiva de una empresa nos son administrados gradualmente como un veneno que nos somete a una ansiedad constante, que cuentan,  además, con el falso legitimador de los medios de comunicación y líderes de opinión.


1x1.trans Indefensión Aprendida: la rabiosa actualidad me pone rabiosa.%disenosocial 
 Pero John Dewey ya nos advertía que una sociedad libre debe producir personas libres. Es decir, personas con capacidad de elección y de discernimiento; de comprender lo que les pasa y de ser capaces de cambiar su situación si así lo deciden. 

 Para que esto sea posible, es necesario que las personas tengan garantizado el acceso al conocimiento, y sepan además manejar de forma crítica la información que recibe. Mediante el poder actual de  los medios  de comunicación como nuestra principal fuente de información y análisis de la realidad, es posible inducir este estado depresivo en buena parte de la población para mantenerla en un estado de pasividad. A esta sutil estrategia debemos sumar muchas más aunque entre ellas, también destacan el efecto “cortina de humo” para desviar nuestra atención.

 “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales.”- Cita del texto Armas silenciosas para guerras tranquilas -



Terrible, ¿verdad? Pero más terrible aún es el darnos cuenta de que esta inoculación de indefensión aprendida es lo que están haciendo ahora mismo con nosotros. Nos tratan de convencer de que aceptemos resignadamente pérdidas de derechos y privatizaciones de bienes públicos sin resistir ni protestar. La consigna: que hagamos lo que hagamos no va a servir para nada.
Los españoles, por ejemplo, ven la corrupción como uno de los grandes problemas del país. Sin embargo, parece que la aparente indignación no va acompañada de una rendición de cuentas en las urnas. La capacidad de asombro de la ciudadanía parece permanentemente puesta a prueba, y lo normal sería que la indignación social hubiera dado un paso más allá de la movilización social en las calles. Sin embargo, en los últimos años ha cundido la impresión de que la corrupción parece salirle mejor al político que al empresario, pues en rara ocasión parece afectar a las urnas.
En la ciencia política la paradoja de la corrupción se ha convertido ya en un concepto clásico: mientras que la corrupción en sí misma se considera un comportamiento reprobable y vergonzante, algunos políticos corruptos mantienen intacta (o casi) su popularidad. Un fenómeno que tiene un reflejo fiel en la escena política española.

 ¿Por qué los votantes españoles muestran una preocupante tolerancia con los candidatos implicados en casos de corrupción? ¿Por qué el previsible castigo electoral tiene un alcance más que limitado?


AUTOCULPABILIDAD

Consiste en hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay opción de cambio.


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En paises como Grecia, Portugal, Italia o España, donde llevamos tiempo sufriendo este salvaje saqueo de lo común, la depresión se extiende como una epidemia entre las clases populares y el número de suicidios se dispara.
De hecho, cada catástrofe económica o humanitaria supone una coartada perfecta para adoptar medidas traumáticas sobre la población, que las acepta porque se transmite el mensaje de “no hay otra salida”. Esta crisis económica es un claro ejemplo de ello.
El mensaje de “no hay otra salida” significa también que “no hay otra economía que la nuestra“, “no hay otra forma de acceder al conocimiento que la nuestra”, o “no hay otra forma de medicina que la nuestra”. No hay, en suma, alternativas. Este es el corolario de esta información negativa y uniformizadora que transmiten los medios de comunicación convencionales.

 


Los políticos y directivos de empresa se presentan en la opinión pública, a pesar de los beneficios personales y empresariales que siguen obteniendo gracias a sus política y en detrimento de otros sectores de beneficio público, como ejecutores carentes de responsabilidad moral o legal. Entre todos podríamos hacer una interesante selección de declaraciones públicas que nos indican claramente esta línea argumental:
  • «A veces la mejor decisión es no tomar ninguna decisión, que también es tomar una decisión.»
  • “Yo prefiero no subir el IVA en 2013 pero también le digo que si en ese momento es bueno subir el IVA lo haré y haré cualquier cosa aunque no me guste y haya dicho que no lo voy a hacer.”
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Cuándo la situación se alarga en el tiempo, como actualmente sucede en España, los  políticos pueden incluso a presentarse ante la opinión pública como víctimas ellos mismos de indefensión aprendida. En definitiva, lo que estos gobernantes nos transmiten, al escenificar su indefensión, es que nuestro país ya no es soberano, sino que está bajo las órdenes de los que en realidad mandan: los famosos “mercados” o bien, desde “Alemania” o “Bruselas”.
PELIGRO MANTRA: “Son todos iguales”.
Es la opinión que muchos ciudadanos utilizan para definir a la clase política en su conjunto, para englobar sin matices comportamientos particulares a los representantes de todos los partidos políticos. Esta suerte de cinismo político conlleva una generalización de la sospecha sobre todos los cargos públicos, aplicar una presunción de culpabilidad sin hacer distingos entre trayectorias intachables y largos historiales judiciales.
Y este cinismo democrático, además, también se convierte en freno para aplicar un castigo real en las urnas contra candidatos implicados en casos de corrupción. Si cunde el convencimiento de que todos los partidos y todos los candidatos comparten actuaciones irregulares, los incentivos que podría tener el electorado para cambiar el voto prácticamente desaparecen. Si todos los candidatos son igualmente corruptos, ¿por qué no seguir votando al partido al que siempre si los demás también son corruptos?.

Un efecto que explicaría el interés de los partidos que se ven implicados en una irregularidad en airear y recordar todos los escándalos que han sufrido el resto… Tal vez su papel en la estrategia del shock aún no se haya cumplido del todo. Todavía no estamos completamente sujetos a la indefensión aprendida. Pero ¿podremos hacer algo para no ser vencidos del todo por ella?
Para romper este círculo de adoctrinamiento hay que ampliar las fuentes de la información. Demostrar que no es cierto que no haya otra economía, otra forma de acceder al conocimiento u otra medicina. Demostrar que hay alternativas, y sobre todo, que estas alternativas funcionan. Esta es la principal razón de que sea necesaria la existencia de medios de comunicación libre como Noticias Positivas o Periodismo Humano.


MARTIN SELIGMAN  

A finales de los 60, el psicólogo Martin Seligman realizó un experimento. Dentro de una caja de laboratorio, un perro era expuesto a shocks eléctricos que no podía evitar. En cambio, en otra caja, otro perro sí que podía interrumpir esos shocks pulsando una palanca. Más tarde, los perros eran situados sobre una superficie electrificada de la que podían escapar simplemente saltando una barrera.


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El perro que había podido controlar los shocks la saltaba, mientras que el otro perro, en lugar de buscar la salida exitosa a la situación adversa, permanecía aguantando las descargas de manera pasiva. Había, pues, “asimilado” su indefensión.
¿Para qué gastar energías sabiendo que de los estímulos adversos no se puede escapar?
Como al perro víctima del experimento de Seligman, se nos somete a unos shocks (nombrados por los eufemismos “ajustes” o “recortes”) que, al parecer, no podremos evitar por mucho que hagamos huelgas, acciones de concienciación o nos manifestemos o bien, se castiga a ellos que lo hacen.


HANNAH ARENDT
1x1.trans Indefensión Aprendida: la rabiosa actualidad me pone rabiosa.%disenosocialEn su libro “Eichmann en Jerusalén,” Hannah Arendt expuso su concepto de banalidad del mal: un funcionario nazi mediocre como Adolf Eichmann fue capaz de poner en práctica asesinatos en masa, no por crueldad, sino simplemente porque actuaba dentro de las reglas del sistema al que pertenecía sin reflexionar sobre sus actos. Lo que hizo Eichmann fue cumplir eficientemente con las órdenes que provenían de estamentos superiores, que es lo que hacen nuestros políticos en el gobierno respecto a los mandatos de quienes representan los intereses del capital financiero.
Todo ello sin poderse cuestionar las reglas a las que obedecen, ya que están cegados por los postulados de una ideología dominante, el neoliberalismo, que además legitima el hecho de que estos mismos gobernantes –o sus familiares o sus amigos– se enriquezcan, de una manera que nosotros consideraríamos inmoral, gracias a la pérdida de derechos sociales de los ciudadanos y a la privatización del sector público.
1x1.trans Indefensión Aprendida: la rabiosa actualidad me pone rabiosa.%disenosocial 

Fuente: http://disenosocial.org/

domingo, 24 de noviembre de 2013

¿Orwell o Huxley?

 

 



Orwell, en ’1984′, advierte que seremos vencidos por la opresión impuesta exteriormente. Pero en la visión de Huxley, en ‘Un mundo feliz’, no se requiere un Gran Hermano para privar a la gente de su autonomía, de su madurez y de su historia. Según él lo percibió, la gente llegará a amar su opresión, y a adorar las tecnologías que anulen su capacidad de pensar.

Lo que Orwell temía era a los que pudieran prohibir libros.


Mientras que Huxley temía que no hubiera razón alguna para prohibirlos, debido a que nadie tuviera interés en leerlos.


Orwell temía a los que pudieran privarnos de información.


Huxley, en cambio, temía a los que pudieran brindarnos tanta que pudiéramos ser reducidos a la pasividad y el egoísmo.


Orwell temía que nos fuera ocultada la verdad.


Huxley temía que la verdad fuera anegada por un mar de irrelevancia.


Orwell temía que nos convirtiéramos en una cultura cautiva.


Huxley temía que nuestra cultura se transformara en algo trivial, preocupada únicamente por experimentar sensaciones varias.


Como Huxley lo destacó en su libro ‘Nueva visita a un mundo feliz’, los libertarios civiles y racionalistas, siempre alertas para combatir la tiranía, “fracasaron en cuanto a tener en cuenta el inmensurable apetito por distracciones experimentado por los humanos”.


En ’1984′, la gente es controlada infligiéndole dolor, mientras que en ‘Un mundo feliz’ es controlada proporcionándole placer.


Resumiendo, Orwell temía que lo que odiamos terminara arruinándonos y, en cambio, Huxley temía que aquello que amamos llegue a ser lo que nos arruine.


sábado, 16 de noviembre de 2013

Los nuevos ricos cierran los caminos públicos

El mundo rural ha sido ocupado por nuevos terratenientes que invierten sus fortunas, procedentes de pelotazos urbanísticos, en la compra de terrenos para crear cotos de caza. Los nuevos ricos, y caciques de la zona, llevan a cabo grandes cerramientos cinegéticos y cierran los caminos públicos, patrimonio de todos. Asociaciones senderistas y ambientales luchan contra la usurpación de los caminos públicos.

 

 
“Han llegado unos señores de fuera con dinero y han cerrado los caminos públicos del pueblo. Los vecinos están muy cabreados. Unos caminos por los que han pasado durante toda la vida, y que llevan a unas zonas con vistas impresionantes, están cerrados a cal y canto”, dice María Carmen García, alcaldesa del municipio de La Pesquera, Cuenca, de 250 habitantes, enclavado en el El Parque Natural de las Hoces del Cabriel, donde otro camino, éste en el término vecino de Minglanilla, ha sido cerrado, lo que impide el paso a ese espacio natural. La alcaldesa de La Pesquera relata a Diagonal que los nuevos terratenientes del pueblo, que han cercado grandes extensiones para cotos de caza, han intentado intimidarla.Ella ha iniciado el proceso para abrir esos caminos públicos y ahora tendrá que acudir a los tribunales.
Éste no es el único caso. María Carmen García ha asistido a las VII Jornadas de Caminos públicos celebradas en Constantina, Sevilla, el 1, 2 y 3 de noviembre pasado, donde se han reunido representantes y activistas de más de 15 organizaciones ambientales y senderistas de todo el Estado español que se enfrentan a la usurpación de los caminos públicos en su territorio.
  La privatización o el robo de caminos públicos, vías pecuarias y el dominio público hidráulico (ribera de los ríos) es una constante. En los últimos años, los nuevos ricos del ladrillo están invirtiendo sus fortunas en el mundo rural. Compran fincas que juntan para crear cotos cinegéticos que envuelven con vallados, y dentro de ellos se quedan los caminos públicos, muchas veces únicas vías de comunicación entre pueblos.

Caciques y nuevos señoritos

Son caciques, nuevos señoritos, propietarios ‘aprovechados’ y hasta la propia Adminis­tración autonómica los que ponen puertas al campo con la complicidad, en muchos casos, de los ayuntamientos. “Es una vuelta al pasado, al caciquismo, me genera mucha tristeza y rabia”, dice José Manuel Flores, presidente de la Plataforma Ibérica en Defensa de los Caminos Públicos, que en 2007 puso en marcha, con otros activistas, la plataforma en Andalucía, una de las comunidades más afectadas por el cierre de caminos, junto a Extremadura y Castilla-La Mancha.
 Para el geógrafo catalán Xavier Campillo, experto en caminos, no existe vacío legal y nuestra jurisdicción recoge en varias normativas la defensa de los caminos públicos como bienes patrimoniales que no se pueden vender.  “La Ley municipal y el reglamento de bienes de dominio público, en su Artículo 5, señala que los caminos públicos son inalienables, inembargables e imprescriptibles. Para desafectarlos [cambiar su uso], se requiere un expediente del Ayuntamiento al que pertenezcan que acredite la ‘oportunidad y legalidad’ de esa desafección”, señala Campillo a este medio. Además, los motivos de ese cambio de uso deben ser, en todo caso,“la utilidad pública”. También la Consti­tución reconoce el derecho a la libre circulación (Art. 19) y a disfrutar del medio ambiente (Art. 45), derechos fundamentales que se violan con la usurpación de los caminos.
Precisamente en Constantina, Sierra Norte de Sevilla, el Ayun­tamiento ha cerrado el acceso a un monte público todo el año, con la excusa de que es peligroso pasear por la presencia de cazadores. Es a éstos a los se que ha ‘entregado’ el disfrute de ese patrimonio.

Abrir el paso de los caminos

“El corazón nos pide usar los alicates”, reconoce Flores. Se refiere a una de las primeras acciones en Andalucía, donde decenas de personas atravesaron una finca donde se habían cerrado los caminos públicos que la atravesaban, en Lugros, Granada, gracias al corte de la alambrada. De entonces, hay pendiente una multa de 3.000 euros y la imputación penal de seis personas, entre ellas el alcalde de Lugros. En esa lucha están también el club de montaña Elbruz y la asociación senderista de El Batolito (Sevilla).
 En Córdoba nació otra organización pionera que integra la plataforma: “A Desalambrar surge en 2001 formada por grupos senderistas, ciclistas y ecologistas preocupados por el masivo cierre de caminos. De 67 caminos públicos en la Sierra de Córdoba capital, 44 están cortados total o parcialmente.
En otros pueblos del norte, la situación es peor, conmunicipios con un 80% de caminos cerrados”, afirma Manuel Trujillo, portavoz de A Desalambrar, que ha conseguido movilizar en la última manifestación a más de 2.000 personas y que el Ayuntamiento de Córdoba esté a punto de aprobar un inventario de caminos públicos.
Extremadura, donde se repite la misma práctica, es la única Comunidad Autónoma que tiene una legislación de caminos públicos y ha inventariado sus vías, en todos sus municipios. Éste es el método para registrarlos e impedir que los propietarios de las tierras los usurpen e impidan la libre circulación.
En Salamanca también existe una asociación contra el cierre de nuestros caminos. “Los caminos que no se quedan los caciques se los comen las zarzas”, dice Vicente García presidente de la asociación Trochas ViejasEl cierre de caminos en el pequeño municipio de Martinamor llevó al secretario de este grupo, Jesús Cabanillas, a crear la asociación en 2009 y hacer un estudio de los caminos de su pueblo. Varios estaban cerrados. Después organizaron unas jornadas para debatir sobre este patrimonio público y hoy siguen en la misma lucha dentro de la Plataforma Ibérica en Defensa de los Caminos Públicos. “Vivo en Béjar y tampoco allí tenemos apoyo local y por eso nuestro fuerza esta en la unión con las organizaciones que componen la plataforma” afirma García.

Un camino con historia

La foto cartográfica del vuelo americano de 1956, una guía de viajes a caballo por la sierra de Segovia de los ingenieros Breñosa y Castellarnau  o un documento de la guerra civil ha servido a Ecologistas en Acción de Segovia para revindicar otro camino cortado en una gran finca de caza, La Sauca, propiedad de los descendientes del general Martínez Campos. Camino público que reconocen haber recorrido muchos mayores de la zona y cuyo testimonio será decisivo ante los tribunales que tienen que decidir sobre la  titularidad del mismo. Antes, los activistas segovianos han llevado a cabo varias marchas revindicativas por el camino de La Pedrona, en las dos últimas, 2009, con casi 300 personas, y 2010, más de 200, pasaron arrastrándose por debajo de la valla que cierra el camino ante la presencia de la Guardia Civil y los propietarios de la finca.

Valle de Manzanedo

Pero el cierre de caminos va más allá. En el Valle de Manzanedo, municipio formado por 16 pequeños pueblos, en Burgos, y con 140 vecinos censados, se han cerrado dos pueblos enteros y todos sus caminos. “Fuente Humorera y Rioseco están cercados. Alfonso Pérez-Andújar Escudero, un empresario ganadero, que fue uno de los dueños de Clesa ha cerrado 800 hectáreas con una alambrada de 2 metros de altura y dentro se encuentran dos pueblos ahora ‘de su propiedad’. Es una tercera parte del municipio. Una barbaridad”, dice Jesús Pitarque, que inició la lucha por la apertura de los caminos públicos del Valle de Manzanedo junto a otras personas y crearon la Asociación Rus Redire (volver al campo) en 2010 de la que es presidente.
“Este señor compró a otro propietario las tierras; un funcionario de la Consejería de Agricultura de Castilla y León que se hizo (gratis) con muchas fincas y formó un gran coto con tierras abandonadas que no estaban registradas. En esta zona, el campo era de subsistencia y ­en los ’50 se abandonó”, aclara Pitarque. Al parecer el funcionario de Agricultura llevó a cabo una escrituración fraudulenta de decenas de terrenos abandonados, un sistema de matriculación de fincas cuya propiedad no estaba registrada, pero que sí tenían dueños.
Rodeados por una valla quedan ahora Fuente Humorera, donde el terrateniente “ha derruido todas las casas antiguas y se ha construido una gran mansión con todos los lujos imaginables. En este pueblo quedan las ruinas de la vieja iglesia románica de San Román. Ahora las calles no aparecen en ningún plano”, explica Pitarque que ha creado una web  y cinco blogs que informan del robo de este patrimonio público con la connivencia del Ayuntamiento de Valle de Manzanedo que permutó los caminos públicos para entregárselos al nuevo cacique. En Rioseco se encuentran todavía algunas infraestructuras: calles, alumbrado…y el terrateniente ha instalado una granja de cabras y una fábrica de quesos que se anuncia como ecológica, en la que era la granja de un monasterio cuyas bellas ruinas siguen en pie.
También en el Valle de Manzanedo, en la comarca  de Las Merindades, otros propietarios, que figuran como inmobiliaria Gesnor han cerrado los caminos con vallas y candados en la zona de El Hayadal, entre ellos el Sendero Natural del Ebro GR99 e incluso dos puentes sobre el río Ebro tienen verjas de hierro que impiden el paso.
La lucha durante años de Pitarque y los integrantes de la Asociación Rus Redire no ha parado, llegaron a presentar 400 alegaciones contra el cierre de caminos, entre otras iniciativas. Además, El procurador del Común ha dictado varias resoluciones y finalmente ha intervenido la Junta de Castilla y León declarando nulo el convenio del propietario y el Ayun­tamiento del Valle de Manza­nedo (PSOE), que en mayo desafectó e iba a permutar los caminos de Fuente Humorera y Rioseco para entregarlos definitivamente al dueño de los terrenos. Pero a día de hoy “los caminos siguen cerrados. Aquí nadie hace nada.”, denuncia Pitarque.

“Somos camineros”

La Sociedad Caminera del Real de Manzanares también integra la Plataforma Ibérica en Defensa de los Caminos Públicos. Su ámbito de actuación está en la provincia de Madrid. Ricardo Roquero es el portavoz y se declara caminero: “Nosotros defendemos la caminería, somos camineros concienciados. Desde el primer Congreso de la Caminería se definió ésta como la suma del camino, caminante y entorno. Eso significa que no vamos a ciegas por los caminos, que los pisamos en compañía de otras personas, y esas personas nos interesan tanto como el camino y ese entorno y medio cultural e histórico”. Roquero reivindica el compromiso desde los caminos y apunta que vivimos en un momento de privatización, de pérdida de nuestro patrimonio donde se enclava también la defensa de los caminos públicos. Su asociación ha conseguido que el Ayuntamiento de Torrelodones abra el camino de El Pardillo cerrado por un propietario.