No surprises - Radiohead
El anhelo por llevar una vida sin sobresaltos en una bonita casa con un bonito jardín es la recompensa justa con que esta organización social, política y económica llamada capitalismo nos premia por comportarnos como peones tan obedientes y disciplinados. Cada mañana de cada día, un ejército de trabajadores salen al ruedo para poner en funcionamiento una enorme y anónima maquinaria que pareciera no tener una cabeza visible que la dirija, aunque efectivamente sí la tenga (pero siempre trate de pasar desapercibida).
La cabeza del dragón suele mostrarse de vez en cuando, por ejemplo en las reuniones de la OMC (Organización Mundial de Comercio) o del G-7, aunque extreme las medidas de seguridad para pasar lo más rápido y desapercibidamente posible. ¿Es que estos poderes centrales, hablan por/de la gente? Allí aparece la pequeña pero poderosa frase acerca de la necesidad del ciudadano común por derribar gobiernos que no los representan, y que hasta alcanzó ribetes de polémica con el propio Primer Ministro británico Tony Blair, quien se enfadó públicamente con Radiohead porque sostenía que su flamante gobierno defendía los intereses de los trabajadores (Partido Laborista). Años despues, siguiendo el rumbo de los intereses petroleros, Blair apoyó a Estados Unidos en su cruzada por borrar de un plumazo la historia personal de millones de personas en países distantes, demostrándonos una vez más qué tanto les importa a los poderosos la vida de los ciudadanos comunes.
En realidad, las ideas vertidas en No Surprises excede ampliamente las coyunturas políticas de cualquier país en particular y reflejan más que nada el clima de época y la forma de pensar de las sociedades; es un retrato de la vida cotidiana en los últimos decenios del siglo XX y comienzos del XXI.
Todas estas se ven reforzadas por el tratamiento y la ambientación musical buscadas deliberadamente. Desde el comienzo mismo, una melodía de xilofón ejecutada por Jonny Greenwood se repite sin cesar hasta el final provocando sensaciones diferentes pero que pueden relacionarse. Por un lado, esta base instrumental inspira reminiscencias de la infancia -tal vez por su parecido con los sonidos emanados de las antiguas "cajitas musicales"-, como un llamado a recordar todo aquello que vamos perdiendo a medida que nos transformamos en "adultos, serios y responsables". Por otra parte, la aguda nitidez sonora de este instrumento y la ejecución de una melodía de estructura notoriamente repetitiva, consiguen reproducir perfectamente el clima de angustiante monotonía antes descripta y del cual se pretende desesperadamente escapar en la exclamación del coro final que parece decir "¡sáquenme fuera de esto!" ("take me out of this").
Un comentario aparte merece el video clip de No Surprises, en el cual se puede apreciar la continuidad de esta línea argumental interpretativa, ahora con la incorporación de imágenes. Es un video muy sencillo: Thom Yorke canta mientras la burbuja de vidrio en la que se encuentra contenida su cabeza se va llenando lenta y gradualmente de agua hasta cubrirlo en forma completa.
Reflexión: Nicolás Rebelo
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